lunes, 26 de marzo de 2007

En Tus Manos

Había vuelto yo a Ciudad Karkoma y no pude reprimir las ganas de saciar mi sed con una dorada cerveza en nuestra querida taberna. Y mientras saboreaba el delicioso néctar, la encantadora Swanilda decidió hacerme compañia. Largo rato discutimos e intercambiamos noticias de los mas variados temas. Entre ellos me quedo con su mas reciente creación y dejo constancia de ella en mi diario. Para disfrute de todos vosotros:

En Tus manos
Como una gota de lluvia
Que nace de la tormenta
Voy a caer en ti,

Me recoges entre tus manos
Haciendo que resbale entre tus dedos
En un vaivén incansable
Jugando conmigo hasta la saciedad,

Después me dejas caer
Me sacrificas sin pensar
Sin importarte, que deje de existir.
Swanilda

domingo, 26 de noviembre de 2006

TALLANDO CRISTAL

En una pequeña y confortable cueva vivía Negro. Confortable siempre que fueras un goblin, claro está. Húmeda y mohosa era todo lo que él podía considerar un hogar. Había sido expulsado de su tribu hacía años por ser horrible incluso para los cánones goblinoides y ahora rehusaba cualquier contacto con otro ser. No volvería a sentirse humillado ni herido por ser como era. ¡Jamás!
La elección de tal asentamiento había sido sencilla. La encontró resguardándose de la lluvia y quedó prendado de los cristales azules que sobresalían de la pared del fondo. Cuando amanecía se llenaba de una claridad azulada al incidir los rayos del sol en los cristales, haciendo que el astro no dañasen sus ojos, desarrollados para la oscuridad. De noche el mineral mantenía almacenados parte de esos rayos y la cueva seguía iluminada levemente.
Negro, a base de tiempo, había desarrollado un talento exquisito para tallar tan hermoso material. Ocupaba la mayor parte de su tiempo modelando figuras de diversos tamaños y motivos. A medida que su colección crecía y crecía una pregunta asomó ligeramente en su consciencia.
Contemplaba los caballos alados, las bellas doncellas, los guerreros de pulida armadura que sus dedos habían extraído del cristal y se preguntaba donde los había conocido. No hallaba ninguna respuesta para tal hecho, pero no le importaba. Tallar tal belleza lo llenaba de una felicidad que lo colmaba totalmente.
Negro, cada cierto tiempo, embalaba cuidadosamente su creación. La trasportaba cuidadosamente en su pequeña carreta, de noche, a escondidas. Viaja hasta una ciudad cercana y los deja cuidadosamente a orillas del camino, cerca de la entrada. Luego vuelve feliz a su cueva, a continuar con su trabajo.
Cuanta gente, al igual que yo, se imaginaría de donde ha salido esa bonita estatuilla de cristal azul que adorna ese rincón. Como tanta belleza surge de los más insospechados lugares. Y como, de saber su origen, es posible la felicidad sin la necesidad de que nadie aprecie tu obra.


Nefando

EMBESTIDA

    También, para que engañaros, me es imposible resistirme a la tentación de compartir con  vosotros otro de los poemas de Ender.


Espíritu en trance,
cual guerrero en la vorágine
de la contienda,
duda del destino de su saeta.

Torbellino de rumor
crece en su interior
apoderándose de la voluntad
y del raciocinio.
Levanta el brazo empuñando su arco
pero el enemigo se ha dispersado
aprovechando su indecisión.
Blandiendo su frío acero
regido por un impulso animal
recorre el valle
montado en su corcel,
poderosa y briosa montura de pelaje grisáceo.
Solo el silencio
rompe el canto del viento
que ulula entre la espesura.
Quietud, abandono a la inercia,
mas un tumulto de alaridos
surge de las penumbras.
Un tropel de enemigos
variopintos sicarios,
disidentes de la verdad,
avasallan a nuestro soldado
intentando subyugarlo.
Enemigos de la mente,
sicarios de los designios,
infieles de la razón.
Insurrección ante la embestida,
rebeldía hacia el agravio...
...espíritu en trance.
...
Ender

LOKI Y EL GIGANTE

    Recordareis que en cierta ocasión conocía a Tyr, el manco. Debo admitir que siempre que pasa por KarKomA intentamos vernos y siempre consigo que narre una historia de su gente. No hace mucho esto fue lo que me contó:
    Durante la guerra entre los Aesir y los Vanir, Asgardr había perdido sus murallas. Un día, vino un hombre a caballo y ofreció construir una muralla más fuerte que la anterior. Sin embargo, el precio por su trabajo era el sol, la luna, la diosa Freyra como esposa. Por consejo del artero dios Loki, los dioses acceden, pero solo a condición de que la obra se realice en seis meses (algo que, naturalmente, consideraban imposible).
    Pese a esto, el hombre y su caballo, Svadilfari, trabajaron con tal rapidez que casi la tuvieron acabada tres días antes del plazo. Los dioses estaban aterrados, por lo que Loki, que podía transformarse, adoptó forma de Freyra y logró alejar a Svadilfari para que el hombre fuese incapaz de terminar a tiempo la muralla. El hombre se enoja tanto que empieza a crecer y crecer y muestra que en realidad es un gigante de las rocas, una estirpe que odiaba a los dioses. Thor le da muerte con un golpe de martillo. Meses después, Loki regresó con un extraño potrillo, engendrado por Loki y Svadilfari. Se trataba de Sleipnir, el futuro caballo de ocho patas de Odín, que corría más que nada en el mundo y podía llevar a su jinete hasta Hel, la tierra de los muertos.


Nefando