Veo los árboles desnudos
como una montaña pedregosa,
un destello de luz corrompe
la triste estampa de las ramas desnutridas,
que surcan en el aire,
mientras la savia fluye en su interior.
Signo de vida
mas la muerte acecha fuera,
agazapada permanece a la espera,
espectando, rumiando, maquinando
impasible al temporal,
permanece su espíritu arbóreo
anclado con longevas raíces,
soportando ese recio tronco
flexible y resistente
a los elementos.
Testigo de dudas, alegrías,
penas y desgracias.
Y sus manos zancudas,
libres del peso de la hojarasca,
guardan el fruto que ha de venir.
Y ya llegó la señal,
un destello de luz,
energía de la existencia,
penetra en el espeso enjambre de ramificaciones,
iniciando el renacimiento
la mutación,
el ocaso de lo gris.
como una montaña pedregosa,
un destello de luz corrompe
la triste estampa de las ramas desnutridas,
que surcan en el aire,
mientras la savia fluye en su interior.
Signo de vida
mas la muerte acecha fuera,
agazapada permanece a la espera,
espectando, rumiando, maquinando
impasible al temporal,
permanece su espíritu arbóreo
anclado con longevas raíces,
soportando ese recio tronco
flexible y resistente
a los elementos.
Testigo de dudas, alegrías,
penas y desgracias.
Y sus manos zancudas,
libres del peso de la hojarasca,
guardan el fruto que ha de venir.
Y ya llegó la señal,
un destello de luz,
energía de la existencia,
penetra en el espeso enjambre de ramificaciones,
iniciando el renacimiento
la mutación,
el ocaso de lo gris.
Ender.
Introducción de Nefando
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